Hablar de una visión humana y empresarial de los trabajadores es ir un paso adelante en la relación empresa – trabajador y es sumar a la cadena de valor. Implica también que es imposible lograr óptimos resultados empresariales y de utilidades si no se construye en función del valor de cada una de las partes, porque la empresa somos todos.
La reconciliación en empresas humanas y productivas como lo busca el Sindicato Nacional Alimenticio y de Comercio (SNAC) no es un destino final. Es un viaje con escalas en momentos clave como el que estamos viviendo en este momento.
Por su trascendencia global, la pandemia COVID-19 es ya un hito para todos. Desde el SNAC y en negociación continua con las empresas hemos priorizado el salvaguardar los empleos, los salarios y las prestaciones; sobre todo al estar en el sector alimentos considerado esencial.
La etapa de confinamiento por la emergencia sanitaria llega también en el momento de la participación de utilidades correspondiente al ejercicio fiscal 2019. Lo que debería de ser un momento de gozo para los trabajadores y su familia, se ha convertido en una herramienta para enfrentar un momento económico complejo. También vemos con preocupación la forma en la que el Gobierno de México concibe a las empresas y a los trabajadores. A las primeras, como simples vehículos de pagos de impuestos, más que generadores de riqueza para todos, en especial quienes participamos directamente de la cadena de valor.
A nosotros, los trabajadores, como vehículos de abusos de las empresas dejando de lado nuestra dignidad. No es así, somos seres humanos pensantes con los que se puede dialogar y construir un México mejor.
Al negar apoyos a las empresas en tiempos de crisis, también está negando oportunidades y nos da la espalda. Imposible desmentir que ha habido abusos de empresarios en el pasado. No obstante, por lo que a nosotros respecta y como parte del llamado “pueblo sabio”, no permitiríamos un abuso de la empresa sobre el dinero de todos y recabado a través de impuestos; pero tampoco podemos obviar que el gobierno electo a través del voto de muchos mexicanos, entre los que seguramente se encuentran muchos de nuestros afiliados, nos está dando la espalda.
El valor de México está en nosotros, la fuerza laboral. También en la fortaleza de las empresas, aún en momentos difíciles. Tal vez la debilidad esté en la forma en la que se está llevando el Gobierno bajo la bandera de la corrupción del pasado, sin mirar su presente.
Ante esto es importante recordar que corrupción no es solamente robar. Es también corromper un sistema para beneficio de un grupo determinado. Es ahí dónde yo me pregunto la diferencia entre atentar contra las arcas del gobierno y atentar contra las empresas y con ello, su fuerza laboral.
Dicen la máxima de Maquiavelo que el fin justifica los medios. Hoy, el fin no somos nosotros, los trabajadores. El fin es un régimen que hoy, no significa lo que prometió. A pesar de todo, nosotros seguiremos trabajando por y con nuestras familias.